La inteligencia humana cada día es menor, el deseo de dañar mayor. Dañamos pero odiamos que nos dañen. Querido, ¿se siente bien ser insultado, o criticado? No, ¿verdad? ¿Entonces por qué lo haces? ¿Tu inteligencia no da para más? A veces deberíamos callar más las cosas que deseamos decir. A veces los insultos te los tienes que tragar. Soy quién soy, y nadie lo cambiará.
Mi voz es así, ¿y qué? Mi cuerpo es así, ¿y qué? Mis piernas y mis brazos son así, ¿y qué? Mi pecho es así, ¿y qué? Mi cara es así, ¿Y QUÉ?
Dañas, sí, pero tengo gente que me quiere por cómo soy.
Y sé que algún día, encontraré a ése chico, que me ame, a mí, la imperfecta de mí.