¿Se supone qué debo presentarme aquí? Fácil. Creo que puedo hacerlo.
Podéis llamarme Shadow. Llevo dando por culo desde 1997, aviso no en el sentido literal de la palabra.
Mi primera regla es que no hay reglas, las normas están para romperse. Por naturaleza soy impulsiva, tal vez demasiado y, mi gran defecto entre muchos, soy una puta irresponsable. Me gusta actuar sin pensar en las consecuencias, en plan vivir al límite hoy sin importar lo que pueda pasar mañana. Soy una inconsciente de la vida, lo sé y lo peor de todo es que me da absolutamente igual.
Quiero poco y cuando lo hago quiero hasta el final. Mi gente es sagrada para mí. Pocos entienden mi curiosa forma de querer. 
Como demasiada gente en este mundo quiero a alguien que nunca tendré. No creo en los amores imposibles, es lo que se suele llamar no correspondido. Y duele. Mucho. Más de lo que un corazón ya de por sí roto puede soportar.
Me gusta la música, salir con los amigos y pasarme la vida de fiesta, como a gran parte de la juventud de este país.
Me río siempre aunque no tenga ganas de hacerlo.
Trato de ser feliz aunque no sé ni lo que es.
Soy de las que se beben hasta el agua de los jarrones. Siempre me dicen que no sé beber y puede que sea verdad. Solo busco curar heridas con alcohol y por experiencia os digo que funciona, aunque solo sea un rato. Con la resaca vuelve el dolor y ese vacío del pecho crece.
Algunos me llaman loca. Otros me consideran una causa perdida. Sinceramente me da igual. Hace tiempo que aprendí que la gente siempre necesitara algo de lo que hablar.
Soy como soy y no cambiaría ninguno de mis defectos ni por todo el oro del mundo, entonces dejaría de ser yo. En el fondo somos lo que hemos vivido, sí nunca olvidas lo que te ha llevado hasta dónde estás ahora mismo nunca olvidarás quién eres.
Solo me considero adicta a dos cosas en esta vida: al tabaco y a él.