Nam-Gyu y Thanos la tensión amorosa se siente como una cuerda estirada al límite: los une la rabia, el odio contra Myung-gi y la sed de venganza, pero debajo de esa fachada late algo más oscuro y profundo. Nam-Gyu mira a Thanos con una mezcla de fascinación y resentimiento, lo admira por su fuerza y liderazgo pero al mismo tiempo lo envidia, quiere superarlo, y esa contradicción lo consume. Thanos, en cambio, lo contiene, lo frena cuando sus impulsos se desbordan, como si lo conociera demasiado bien; cada vez que lo reprende parece un gesto de dureza, pero en el fondo suena a cuidado, a intimidad disfrazada de control. Los dos se buscan sin querer admitirlo: Nam-Gyu depende de Thanos para afirmarse, y al mismo tiempo le guarda un rencor cargado de celos cada vez que lo ve acercarse a otro. No hay ternura explícita, su lenguaje es la confrontación, las miradas prolongadas que parecen cuchillos, los silencios que arden más que los gritos, los roces que parecen choques de poder pero que esconden deseo reprimido. Su "romance" nunca es suave, es brutal, violento, hipócritas, como si solo pudieran amarse a través de la rabia y el odio. En el fondo, lo que los mantiene unidos es esa mezcla venenosa de atracción y odio, un vínculo donde cada gesto de protección duele, cada golpe se siente íntimo, y cada palabra áspera esconde lo que ninguno de los dos se atreve a decir.