NJHCarlos
Los telegramas llegaron a ser nuestro único recurso. Seres ligados por la inteligencia, por el corazón o por la carne fueron reducidos a buscar los signos de esta antigua comunión en las mayúsculas de un despacho de diez palabras. Y como las fórmulas que se pueden emplear en un telegrama se agotan pronto, largas vidas en común o dolorosas pasiones se resumieron rápidamt en un intercambio periódico de fórmulas establecidad tales como: "Sigo bien. Cuídate. Cariños". La Peste, Camus. P. 35.