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──────────── ... — Quizás el verdadero cinico era otro. Quackity suspiró por decima quinta vez en la junta, entre el dioxido de carbono expulsado de sus fosas nasales también se encontraba el orgullo y la ira.
¿Por qué no había dicho nada sobre el fraude a sapo peta si literalmente tenía una imagen que mostraba verdad en sus palabras? Seguía siendo el pato que una vez sintió cariño hacia su mayor, de alguna manera... Quería protegerlo también, no quería pensar en eso, le dolía, nopodia nodpodid nopidia wnosopodia nopodi-
Tiró el arma a un costado, haciendo que el sonido de una bala perdida se filtre en los oídos de ambos, causando que Alex se hiciera bolita por un segundo por culpa del susto, por suerte no lastimo a ninguno.
──────────── Quien sabe. — Fue la única respuesta que obtuvo luzu, no lo sabía y aunque lo supiera no sería capaz de expresarla con palabras. El de las alas amarillas alzó su cabeza hacía arriba y posó una de sus manos a su cuello para masajearlo en signo de estrés. Era mucho drama para su cuerpo.
Al tener la cabeza mirando al cielo también se pudo dar cuenta que estaba anocheciendo, hace mucho no se detenía a pensar lo linda que era la luna.
──────────── Eres un maldito puto, un maldito y jodido hijo de su puta m-madre. — La voz entrecortada se hizo presente en la última palabra. Quackity bajo la mirada, dejandose llevar por sus emociones y empezar a llorar en total silencio. No soportaba ser amado, no, ellos se deben odiar, Quackity odiaba a Luzu, Luzu no puede seguir con esa falsedad de amor, ya no, sólo ya no.
El azabache estaba indefenso. Detestaba esto, como deseaba comerse el corazón del alcalde.