Finalmente, el tiempo y la plataforma me han vencido. Los gajes de una profesión en ascenso y el cansancio de llegar, día a día, a resistir por alguna razón lo que queda del día, no me tiene muy contento. Llegué a este sitio, por una amiga muy íntima, con la esperanza de tocar a otros con mi palabra. Gradualmente me volví sólo un lector pasivo (porque lo que escribo, no será lo que toque a muchos otros en lo profundo), entusiasta, maravillado del talento que puede haber. El tiempo no me dejó ser lo suficientemente eficiente, escribiendo o leyendo para los otros. Sonará triste, porque cuando menos hubiera querido dejar a alguien testimonio fiel de todo lo que aprendí de la poesía estos largos años; para no renunciar quizás para siempre, sin haber dejado una muy simbólica herencia a alguien. Lo intenté, pero no me arrepiento. Ahora sólo es momento de descansar, de aburrirlos más. Ha sido un gusto cruzar palabras con quienes tuve la dicha de interactuar.