Una noche Natalie finalmente entendió que ya no iba a buscarlo, sin imprevisto fue atacada por la certeza de no querer hacerlo más. Y es que si él la quería no la dejaría ir una y otra vez, no la vería marchar sin retenerla, no querría dormirse jamás sin uno de sus besos, ni despertarse sin su sonrisa. Él nunca le dijo que no, pero tampoco volvió a ella cuando aún tenía tiempo de hacerlo y Nat finalmente ya no quiere esperar, ya no quiere escribirle, no quiere entenderlo.
Una noche Natalie cerró los ojos y al abrirlos la vida se veía distinta, el aire olía diferente y el nudo en su pecho había desaparecido. Finalmente lo había soltado, ya no iba a escribirle, no iba a buscarlo.
Recordó una vez más su despedida. Sentada desde la cama que habían compartido lo observó alejarse luego de besarla, "cuidate" le dijo a modo de saludo cuando en realidad quería gritarle que se quedara, que realmente era su despedida y que si la quería en su vida era el momento de decirlo. "Cuidate" fue todo lo que consiguió decirle y sonrió, había disfrutado esa noche como si fuera la última porque para ella lo era, había sido su último encuentro, su último beso, su último intento de entenderlo.
Hoy finalmente descubre que ya no quiere buscarlo y saberlo le sienta bien.
"Cuidate Mark", susurra una vez más Nat y sonríe con nostalgia mientras vuele a esconderlo en ese rincón lejano de su cabeza donde nadie puede encontrarlo, donde ni ella misma puede hacerlo.