«El público, en conjunto, es vulgar y sólo ama lo vulgar. Los editores de Edgard Allan Poe decían que debían pagarle menos que a otros, porque escribía mejor que otros. He conocido a un pintor a quien un vendedor de cuadros decía: "Debería tomar lecciones"?...—"Sí, para aprender a no pintar tan bien". El hombre consagrado a lo perfecto no entiende este lenguaje y no consiente a ningún precio, en ninguna forma, en ser un devoto de lo que Baudelaire llamaba la zoocracia. Mas, ¿si esa abnegación cediera?...»
La vida intelectual, Antonin-Dalmace Sertillanges.