Probablemente estaré un poco inactivo durante los próximos días. Así que si notan que no actualizo o que desaparezco por un rato, no se alarmen ni crean que “Doña Fodonga” finalmente logró silenciarme (aunque, siendo honestos… tal vez sí lo hizo).
La verdad es que quiero darle un pequeño respiro a mi querido Robertito. El pobre ha pasado por tanto últimamente que hasta yo, su creador, siento culpa ajena. Merece un descanso antes de que Carlos vuelva a hacer de las suyas y lo deje más traumado que antes.
Aunque bueno… conociendo cómo va la trama, lo más probable es que el descanso le dure menos que un capítulo sin drama. Pero igual, quiero aprovechar este tiempito para organizar ideas, replantear algunas escenas y dejar que todo tome su propio ritmo, sin forzarlo.
No se preocupen, el fanfic no está abandonado, ni mucho menos. Solo estoy dándole espacio a la historia para respirar un poco, porque si no lo hago, termino escribiendo más caos que coherencia (y ya con lo que hay, suficiente tenemos).
Así que, si me ausento unos días, sepan que no es flojera (bueno… no del todo). Es más bien una pausa creativa, un intento de que las ideas vuelvan a fluir y los personajes dejen de gritarme en la cabeza.
Gracias por la paciencia, por seguir leyendo y por acompañar esta locura que empezó como un simple fanfic y terminó convirtiéndose en mi terapia con Wi-Fi. Prometo volver pronto, con más capítulos, más drama y, quién sabe, tal vez un Robertito un poquito menos traumado.