Me sigues doliendo a morir, aunque a veces consiga convencerme de que ya te he superado. Te estoy escribiendo una carta donde te cuento todo lo que nunca te he contado. No sé cuándo la recibirás, pero ojalá mueras de miedo por la incertidumbre, ojalá comprendas que me hacías sentir viva y me acabaste matando poco a poco. Aunque era tu intención, y aún así te quiero. Si eso no es amor, dímelo tú, aunque dudo que lo sepas.