Algunas novelas fueron creadas bajo un esquema de colaboración entre yo, autora principal y dueña creativa, y la inteligencia artificial utilizada como coautor técnico y asistente literario. Como autora principal, fui responsable de concebir el mundo, sus reglas, personajes y conflictos, además de mantener la coherencia, guiar la dirección de la historia y estructurar los capítulos. La inteligencia artificial participó en la redacción de escenas, ofreciendo distintas versiones narrativas y aportando recursos estilísticos que enriquecieron la prosa. De este modo, la participación se distribuye aproximadamente en un 70% para la creación, dirección y coherencia de la obra, y un 30% para la redacción técnica y apoyo literario.