Amante de la fantasía oscura. Hace poco comencé a escribir, pero en la fragua de cada historia encontré hogar. Crear mundos que respiren con su propio dolor, y personajes que caminen entre la bruma de mis pensamientos más antiguos, es lo que más amo hacer.
Muchas de mis creaciones beben de otras sendas -como Shadow Slave o Made in Abyss- pero caminan con sus propias cicatrices, bajo su propio cielo.
Mi obra mayor es Lucy's Ender's, un viaje de acero, magia y condenas que aún se encuentra en proceso de reescritura. Aunque el guión original alcanzó la mitad de su cauce, decidí rehacerla por completo, con palabras más claras y un ritmo más firme.
Luego vendrá Lucy's Ender's: Lunaraevia, la raíz del mundo que engendró los caminos actuales. Ambas historias comparten las mismas tierras, pero no el mismo tiempo ni las mismas almas.
Cada capítulo de Lucy's Ender's cuenta con cerca de diez mil palabras. Fue una promesa: añadir mil más por cada historia que dejara inconclusa o decidiera borrar. Así aprendí -o al menos, intento aprender- el arte de escribir. Aún me cuesta nombrar a mis personajes, como si cada nombre fuera una herida que debe sangrar justo.
Lo que más me deleita de este viaje es el diseño de armas y sistemas de magia. Aunque no pueda mostrar imágenes en mis capítulos, he dibujado con mis propias manos las hojas que blanden mis personajes. También guardo artes conceptuales de mis favoritos, un bestiario sellado y tarjetas detalladas con sus almas y habilidades.
Me fascinan los poderes que no brillan por exceso, sino por precisión: simples, letales y bellamente limitados. No hay equilibrio más puro que una corriente espada de acero enfrentando una magia que duele más de lo que brilla.
Y si hay algo que aprecio tanto como crear, es acompañar las historias de otros. Me gusta leer, comentar, apoyar. Algún día, quizás, los hilos de otro autor y los míos se entrelacen... y podamos forjar algo juntos, bajo la misma luna sangrante.
 También me fascinan las orquestas.