Ayuda necesitaba, y cortaste las notas de mi corazón.
Sé que duele dejar ir,
Pero escribiste una canción sobre mi falso ser,
Si hubieras sabido querer, me hubieras dejado correr
hacia mi inspiración, hacia ella.
Pero aquí sigues, y aquí sigo escuchando
El vago recuerdo de la melodía que nunca fue la que esperabas.
Yo nunca fui tuyo, más seguiste escuchando mi melodía.
Seguir esperando no vale la pena, sabiendo que no me tomarás en cuenta,
y seguirás creyendo que mis notas te pertenecen, por más inquietud que yo sienta.
Que ignores cuánto pesa en mí tu canto,
que no sepas que son tus acordes la herida,
hace que la armonía de mí se derrumbe
en notas que repiten su lamento sin salida.
Tu melodía me confunde, no de en qué exactamente,
sabes cuán difícil encontrar mi melodía fue, y aun así tu cantar me hunde,
nunca lo sabrás si no te lo digo directamente.
Pero ya no me contendré,
esa persona que vacilando cantó,
se quebrará y se reconstituirá con ardor,
enfrentando lo que alguna vez fue,
y a quien nunca nombró.
Mas el valor no encontraré,
y la persona que fui me quebrará.
Mi absurda melodía regresará,
y mis notas cambiarán, mas no lo he de mostrar; los años pasarán… y con el tiempo, me romperé.
Un himno, a lo lejos, resonó:
mi esperanza y mi melodía volvió,
aquella que un día me abrazó con amado amor.
La guerra contra mi propio ser cesó,
y al fin te enfrenté… sin temor.
Y aquí termina esta composición,
que no fue más que una suposición.
Tu incómodo canto aún persiste,
molestando con cada verso que me dirigiste.
Mas sé que una nueva melodía llegará,
y al fin… me hará despertar.