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Deducir cosas nunca había sido un reto real para él. Captar señales y conseguir una respuesta rápida era su especialidad, era una de las cosas que mejor sabía hacer, y ni él ni nadie dudaba de sus capacidades. Confiaba en su cerebro plenamente y en todo momento. Y aunque era de esa forma, llevaba años sin conseguir desenmantelar el verdadero propósito de Aventurine cuando esté empezó a acercarse a él. Era algo que escapa de su control, como agua deslizándose y filtrandose entre los dedos de sus manos. Tuvo la teoría de que, quizás, alguien del Ministerio le había pedido que le pusiera aprueba, pero acabo por descartar esa idea porque, incluso él mismo sabía lo absurdo de esta.
Le supone un reto adivinarlo precisamente porque le parece extraño que alguien quiera acercarse a él con intenciones sinceras. Nadie buscaba ser su amigo a no ser que se tratara de alguien de su mismo nivel intelectual, alguien igual de excéntrico y extraño a los ojos de los demás. La gente no solía tolerar su comportamiento egolatra, y si lo hacían era con falsas intenciones, buscando ganar algo a cambio como el hecho de conseguir recibir su ayuda para con los estudios, algo de lo cual por supuesto nadie había logrado beneficiarse pues Veritas Ratio captaba enseguida sus planes.
Él no era ningún centro caritativo como para ofrecer sus servicios y enseñar a ineptos que ni siquiera podían entender hasta las enseñanzas más básicas, y que tampoco buscaban esforzarse para lograr resultados por sí mismos. +
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+ Todo con propósitos científicos, por supuesto... O al menos trata de convencerse a sí mismo de que ese es el motivo. Emite otro resoplido y rueda los ojos sutilmente ━━━━ Me siento generoso. Supongamos que acepto tu propuesta... ━━━━ luego de decir eso, como indirecta del verdadera significado, comienza a andar de nuevo, moviéndose por el pasillo del hotel hasta el final de este para llegar hasta las escaleras ━━━━ Gastaremos una hora. Una. Ni un segundo más ni uno menos. No hay tiempo que perder después de todo. Una hora es suficiente para poder hablar y hacer lo que propones.
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+ En algún momento quizás, eso podría cambiar, pero por el momento, Veritas Ratio trata de mantener alejados los sentimientos que surgen en él. Los encadena en lo profundo de su ser y los retiene lo más que puede.
━━━━━━━━ Hmp... ━━━━ resopla un poco en el instante en el que Aventurine responde, pero aun así le deja hablar y exponer su punto. Sus miradas siguen fijas la una en la otra. Aventurine tiene unos ojos llamativos y únicos, y Veritas Ratio en secreto, adora perderse en ellos. El deseo de ser cercanos que tiene el de túnicas verdes es comentado de nuevo, y no puede evitar alzar una ceja por ello. Después de todo, seguiría insistiendo hasta lograr su objetivo, después de todo, era un jugador nato, experto en apostar y en conseguir lo que quería mientras creaba estrategias inteligentes. Había muchos adictos al juego, pero nunca nadie tan astuto como Aventurine, alguien impredecible, que construía meticulosamente delante de los demás sin que estos se dieran cuenta. Se movía en el exterior generando ruido para distraer, cuando en el fondo había un plan más grande y silencioso. Todos parecían ignorar eso, todos menos él por supuesto. A Veritas Ratio no se le había pasado el detalle por alto. Incluso aunque sea despectivo, o lo parezca, en verdad le fascina esa faceta de el otro chico. Aventurine era mucho más inteligente de lo que dejaba entrever. Siete años de trabajo duro, cosechando día tras día loa frutos que, en ese momento, estaba dispuesto a recoger. Veritas Ratio, un intelectual a pesar de ser joven, alguien curioso y buscador de conocimiento, decide que, por una vez estaría bien dar su brazo a torcer con tal de descubrir más cosas sobre esa gaveta auto impuesta y tan meticulosamente trabajada. +
