En todos los lugares de mi alma hay un pedazo de tu vestido, una gota de tu silencio, una huella de ti, ligera, inexorable. Asistes a mi desesperanza, habitas mi desesperación, concurres a mi hastío y mi muerte diaria. ¿Qué más? ¿Cómo introducirme en tu sangre? ¿Cómo penetrar en ti misma, para hablarte con todos los temblores de la angustia, con todos los testimonios de la desolación?
Quiero ser en ti, sin división posible, como eres en mí, indivisible. Quiero ser tu verdad, nuestra verdad. Que no hayan dudas ya, vacilaciones. Que nos sepamos el uno del otro, a través de todo, más allá de todas las circunstancias, de todos los accidentes, en esencia, uno del otro, tuyo y mía, sin tiempo, sin distancia. Quiero ser eso que deseas, eso que ya no deseas, tu presencia en ti misma, yo, lo nuestro, lo tuyo y lo mío, lo de los dos, sin diferencia, mutuo, estricto.
-Jaime Sabines