"WIP" ¡Yei, por los nuevos proyectos!
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Los fantasmas podían salir a cualquier momento del día. Podías sentir la frialdad arrastrándose entre los bordes de la habitación, sentir como su abrumadora presencia se empezaba a recostar de tu espalda, como tú misma temperatura corporal empezaba a bajar, y a bajar, y a bajar, un frío profundo que se acurrucaba en tu pecho y se aferraba a tus huesos, que eliminaba cualquier calidez que pudieras haber sentido antes. Un frio tal que dejaba tus uñas antes rosáceas, de un enfermizo azul, manos pálidas, frías. Frías, frías, frías.
Un frío que oscurece la habitación donde estas, que chupaba cualquier calidez que hubiera a tu alrededor, que hubieras logrado acumular no importa que tanto te haya costado. Que hacía que las sombras cobraran forma, cobraran vida, boca, voz y ojos. Y dicha sombra te seguiría hasta que le diera la gana, ¿No? Porque eso es lo que hacen las sombras. Los demonios. Los fantasmas.
Te siguen.
Te atormentan.
Se alimentan de ti.