"Ella era su debilidad. Esos ojos ambarinos y curiosos, y la graciosa nariz repleta de pecas que solía contar en silencio. Una, dos, tres,
cuatro, cinco, seis… podía hacerlo durante horas y conocía cada una de las diminutas marcas que bañaban su piel. Era su secreto. A falta de las
pecas de su rostro, se conformaba con volver a contar estrellas, pero si podía elegir… si podía elegir, siempre la prefería a ella"