Envidia,
envidia siente el que sufre,
envidia siente el que espera
viendo que la vida entera
no es más que desilusión.
Envidia,
envidia siente el cobarde,
envidia siente el que muere,
el que mata y el que hiere,
porque no tendrá perdón.
Envidia,
envidia amarga y traidora,
envidia que grita y llora;
la que causa más dolor
es la envidia por amor.
Yo he nacido bueno,
yo he nacido honrado,
mi cabeza altiva
nunca se ha doblado.
Para el compañero
fue mi brazo amigo
y estreché la mano
del que fue enemigo.
Nunca el triunfo de otro
me trajo una pena,
ni sentí amargura
por la dicha ajena;
y hoy, ante el espejo
cruel de mi pasado,
veo que he cambiado:
me tienes rencor.
Envidia,
envidia tengo en mi seno;
envidia del que a tu lado
es feliz por ser amado
mientras muerdo mi pasión.
Envidia,
envidia de mis desvelos,
envidia como el vencido,
porque jamás ha tenido
en la vida una ilusión.
Envidia,
envidia que me condena
a vivir con esta pena,
porque no hay mayor dolor
que la envidia por amor.