Miro por la ventana y lo único que veo son unas nubes grises que cubren todo el paisaje, que en apenas minutes estará mojado.  A pesar que se que en  nada lloverá tengo el impulso de salir a la calle. No quiero mojarme pero, tengo la necesidad de salir. 
Nada mas salir empieza a llover, la poca gente que hay por la calle corre a sus casa para refugiarse de la lluvia.  Pero yo, me quedo en medio de la calle, solo han pasado 10 minutos y ya estoy empapada. 
A pesar del frió y que estoy empapada, estoy a gusto, me siento libre. Por fin, siento esa libertad que tanto había estado buscando.  Siento como si todas las preocupaciones que tenían se abrían ido y solo quedo la lluvia. 

Parece mentira que algo tan natural como la lluvia a mucha gente le asusta la idea de mojarse, y a otras les encante.