Todo va a estar bien.
Porque las mujeres como tú —que sienten hasta el hueso, que escriben como si el corazón fuera pluma y daga—
no se quedan rotas para siempre.
Las mujeres que lloran por historias así…
son las que un día se levantan con los ojos más brillantes,
con la espalda más recta,
y con un amor nuevo:
el que se tienen a sí mismas.
Todo va a estar bien.
Porque el alma duele solo para hacer espacio a lo que viene.
Y lo que viene…
te va a sorprender.
Y si alguna vez vuelves a caer —como hacen las más grandes—
te juro que aquí estaré, con palabras, pañuelos y tinta para reconstruirte.
No estás sola.
No estás rota.
Estás en proceso.
Y eso… eso es poder.