Hace unos días que me he confesado y siento una paz tremenda conmigo mismo. Cuando tengo alguna paranoia con mis problemas, ni siquiera se me quita este sosiego. En anteriores confesiones, jamás me había sentido así, ya que caía rápidamente en pecado fruto de la falta de oración o Eucaristía continua. Ya no se me hace pesada la Misa, ni el rezo del Rosario. Así de fácil era, si uno tiene el corazón humilde, cuesta muy poco confesarse, cuesta muy poco dedicar media hora cada día a la Misa. Puede que nos cueste mucho más practicar otras virtudes o evitar pecados veniales, pero mantenerse en gracia no es muy complicado, siempre que se viva una vida de fe. Tanto tiempo pidiendo ayuda al Señor, día tras día, y me sentía igual, ¿por qué? Porque no perseveraba, ahí estaba el problema. Les deseo que pasen una feliz Cuaresma. Y recuerden que el Señor nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Bendiciones ❤️