Ya está aquí.
Ya llegó.
Viene por ti…
PUMPKIN.
Mis calabacitas, el momento finalmente ha llegado: pueden sumergirse en el primer capítulo de esta historia.
Antes de empezar, les pido que lean con atención las Advertencias. No están ahí por protocolo, sino porque detallo con claridad los temas que abordará la obra. No todos se sentirán cómodos con ellos, y después no quiero que digan que no avisé.
En cuanto a las actualizaciones: no esperen capítulos semanales. ¿Por qué? Porque escribir con este nivel de detalle no es sencillo (al menos para mi). Quiero que cada palabra pese, que cada descripción tenga alma, que cada escena respire oscuridad y tensión. Prefiero tardar semanas en entregarles un nuevo episodio, antes que darles algo sin corazón.
Para que se hagan una idea: este primer capítulo roza casi las 10 mil palabras. Me tomó casi una semana completa darle forma, entre pausas, revisiones y hasta investigación (sí, incluso estudié los nombres de los músculos del torso masculino para que cada descripción resultara tangible, real, casi como si lo vieran frente a ustedes). No fue nada fácil, pero valió la pena.
Lo repasé tres veces antes de soltarlo, y créanme: ahora lo reciben en su mejor versión.
Esta es, probablemente, la historia donde más voy a explotar todo lo que soy como escritora. Quiero que a través de ella entiendan por qué esta comunidad lleva con orgullo el nombre de calabacitas.
La obra no pasará de los 10 capítulos. Historias cortas, densas y con un impacto profundo: esa es mi esencia. Y esta, en particular, quiero que brille como ninguna otra.
Así que prepárense. Voten, comenten y acompáñenme en este viaje oscuro, perturbador e inolvidable.
La noche arde.
El susurro se acerca.
Y Pumpkin… ya no se detiene.
