Su vida ha cambiado mucho desde que se divorcio de aquel omega con claros problemas de irá,que se desquitaba con su cuerpo,profanando cada día su pureza hasta que ya no quedará nada de ella.
Ella era una mujer capaz, era fuerte,bella e inteligente, todo lo que no fue su madre, y acabar con ese matrimonio arreglado fue lo mejor, y más cuando se había quedado con la custodia de ese pedazo de sol que ella había hecho y cuidado con tanto amor,su hijo, su más preciado tesoro que no dejaría que nadie se lo quitará.
Ah pero que es de ella sin una pareja, ella desea una, aparte conseguirle un padre a su pequeño sol es su objetivo, fácilmente podría matar a dos pájaros de un solo tiro que encuentra a ese alguien que haga revolotear su corazón y llene su corazón tal cual campo abandonado con hermosas mariposas que vuelen cada que le vea. Ella quiere a alguien que cumpla sus expectativas, y cuando creyó que jamás le encontraría apareció cierta persona un poco.. curiosa.
Ni sabe ella misma como surgió. La primera vez es como si un cable se hubiera conectado pues ellos así se sentían,y después de esa primera vez conociéndolo pudo saber que sería un buen amigo,o algo más,ni sabe con certeza a qué llegarán, pero definitivamente le pareció una buena persona.
No importa, debe de seguir arreglándose para su pequeña cita con el antes mencionado.
Mira al espejo, está completamente desnuda pues recién sale de bañarse. Su mirada se dirige a una de las cicatrices que tiene en su pecho, cuando aquel omega mordía su piel con dureza hasta hacerla sangrar y llorar.
Golpea sus mejillas con ambas manos y dispone a cambiarse,claro,tomando su tiempo,no es una desalmada. Aprovechando que su hijo se iba de pijamada con algunos amigos ella estaría en un precioso restaurante con las mejores vistas de la ciudad, buena comida y bebidas más un nivel de entretenimiento increíble pues el restaurante contaba con varias bailarinas y bailarines,aunque eso es lo de menos.