──siguió sus órdenes tan rápido como sus pasos le permitieron acercarse; con su diestra, quiso realizar el mayor contacto con el atractivo rostro de la contraria, tanto como le fuera posible.
sus ojos permanecieron en completa admiración hacia su adversa, reinando el silencio en la sala, uno muy acogedor, capaz de proporcionarle la suficiente paz y confianza para proseguir; así, y sin sobrepensarlo mucho, fueron sus cerezos los que hablaron por sí mismo, removiéndose sobre los de su bonita y adorada chica, llevando el ritmo de manera calmada y sin prisa; sus manos acorralaron su cintura con eficacia, era justo donde deseaba estar.──