Ajedrez, Boxeo y Cuentos.

Y ¿quien soy yo?, es relativo y sigue transmutándose con el tiempo. Mi nombre Ralph es por haberme criado en los Estados Unidos desde niño. Si estuviera en España, tierra natal de mis Abuelos, me llamaría Rafael.

Mi formación primaria fue producto de los Jesuitas, los religiosos intelectuales de la educación. Jugué ajedrez con el sacerdote Burunat, nuestro profesor de Biología. El sacerdote era de mediana estatura, flaco, de ojos pequeños y un lince en el ajedrez. Cada vez que le daba jaquemate a los estudiantes, adoptaba cara de ratón con ojos que parecían gigantescos detrás de sus espesos espejuelos. Tendría yo unos quince años cuando le gané. Eso no le hizo gracias a Burunat, después de todo el le había ganado al campeón mundial Ruso de ajedrez de aquel tiempo.

Nunca más jugué con el y entre los otros alumnos quedé con la fama de haberle ganado al "Gran" Burunat en el deporte que según el, era el más noble que podía practicarse - el ajedrez. Algo que aprendí en ese entonces fué que las situaciones son todas iguales, lo único que cambian son las jugadas, lo cual no es tan diferente a la vida.

Pude haberme convertido en un ajedrecista o un seminarista para el sacerdocio pero en vez, muchos años después según transcurrió la historia de mi vida, me convertí en un acupunturista.

Durante más de treinta y algo de años, como Doctor de Medicina Oriental, utilicé la acupuntura y medicina Homeopática en problemas de pediatría, al igual que problemas de salud de la mujer. Un gran porcentaje de hombres y mujeres que se consultaron conmigo fueron de aspecto emocional y psicológico. Hace ya un mes y unos días cerré mi consulta para dedicarme a la escritura.

Mi deseo de escribir comenzó a los siete años cuando completé lo que yo pensaba era una novela, titulada "El Crimen Perfecto" (consistía de 25 páginas a lo más), que había sido en realidad una pequeño cuento.