El otro dia me encontré con un anciano un café barato,
Tenia un ego tan grande como... bueno el.
Vestía un gran blazer negro del que colgaban agujas oxidadas
y llevaba un reloj de arena... no estoy seguro si eran sus piernas o un pantalón pero tenían una fuga en la base.

"Soy tiempo", proclamó entre sorbos de té,
aunque su voz temblaba como un segundero que no sabe a que velocidad debería en su primer día de trabajo.
"Todo lo consumo, más que implacable soy reluctante."
Pero sus zapatos chirriaban, gastados de tanto ir y venir de un café a, quien sabe, podría ir cuando quiera...creo

Le pregunté por qué corría tan rápido.
"Es mi don", dijo con orgullo tal que dejaría a Ozymandias como un humilde gobernador.
Pero al cruzar la puerta, tropezó con sus cordones de zapatos. Eran extraños; juro que uno tenía grabada la palabra lunes y el otro decía perdite
y derramó siglos de historia en el suelo.

"Oh, Tiempo," le dije, "Creo que se está haciendo viejo, Los años pesan ¿No?.
Eres un rey sin reino, no. Más bien eres un gato sin pelaje"

Él, indignado, ajustó su corbata torcida.
"¡No soy pesado!", gritó, pero en su reloj
el minutero en su corbata estaba dormido, roncando suavemente.

Y cuando le mencioné el verano que nunca llegó,
o el invierno que duró tres años,
bajó la mirada y susurró:
"Bueno... nadie es perfecto. Excepto yo claro"

No recuerdo que bebi esa noche ¿Era de noche? Solo recuerdo que ese viejo me hizo pagar la cuenta después de perder una apuesta "10 minutos" nunca vi un recibo así de extraño. Si es que era real. Ahora que lo pienso ¿Tome mis pastillas?