No soy conocida y no tengo relevancia alguna en este mundo fantástico, la literatura, el día de mañana entraré a preparatoria, el miedo me está acechando de una manera terrorífica, siento los latidos de mi corazón en mi garganta, es como si fuera a salirse por mi boca.
Mis vacaciones han sido demasiado despreocupadas, y luego de dos semanas de pura desesperación por hallar lo necesario para el año escolar, finalmente estoy tocando fondo, escribo desde el fondo de mi alma, me chillan los dientes y la cabeza me da vueltas, he repasado el plan de mañana mil veces:
Me levanto, desayuno, hago ejercicio, baño, prepararme, almorzar mientras veo una película, cepillarme los dientes e ir al colegio.
No me parece fácil, no es fácil. He vivido sin realmente darme cuenta que cada día estoy creciendo más, en este momento entiendo un poco a mis padres cuando sollozan por que ya no pienso como cuando sea una niña. Tal vez estoy madurando. En unos minutos me (intentaré) ir a dormir. Tengo miedo de mañana, de lo que pasará en los siguientes tres años de preparatoria, me da miedo perderme en laberintos desconocidos, me da miedo acabar como aquellas protagonistas de esos libros que leo en los que los amigos y los novios les cambian la vida para mal, tengo miedo de desconocerme y más importante tengo miedo de arrepentirme.
Pero estaré bien, o eso quiero creer, eso es parte de crecer, eso es parte de madurar, es lo normal, es normal tener miedo y es normal sentirse mal por estás cosas. Porque a fin de cuentas sólo soy una adolescente más ¿No?