He pincelado una historia, copla por copla,
Danzado mi vida, copa por copa,
Compuesto un soneto de sinfonía jocosa,
Cincelado una efigie de la más áspera roca.
Murallas, templos, maravillas de canto,
Catedrales de la ópera y canto,
En mis manos se miran las llagas,
En mis pies se observan heridas,
Y con cada saludo y cada paso veo a mis queridas
Obras que me han costado dagas ceñidas.
He visto todo esto, y he visto aún más,
Cosas que mis poemas jamás contarán,
Esperanzas, anhelos, terror de ocasión,
Alegrías y goces y alguna absurda canción.
Todo esto atesoro y gasto en relatos,
Todo se irá junto con mis más bellos ratos,
Todas mis buenas ideas se reducen a ficticia odisea. 
Y al final me quedo con tan solo una duda,
Habiendo gozado de la más dulce fruta, 
 ¿Esto es todo lo que la vida prometía?
Pues se ha vuelto amargo el néctar,
Y se ha acabado la gracia cual vil grosería.