Podría decir algo especial de mí, pero, es curioso porque cuando miro en mi interior sólo encuentro contradicciones, así que soy indefinible. Me gustan los días en los que pensar no es más que un acto de evasión, cuando en lugar de sentarse a leer un libro uno intenta descifrar su propia mente. Me gustan las tardes grises, aunque no consiga verlas tan seguido. Paso la mayor parte del tiempo en una cama, encerrado en mi habitación conjurando expresiones nuevas con las que pulir los textos que escribo. 
Al crear este espacio me he propuesto dar a conocer parte de un mundo que escondo, esa máscara en la que pueden leerse las mil y un cosas que no me atrevo a decir en voz alta. Estoy enamorado de la incertidumbre, de todo aquello que puede pasar en el momento menos pensado. Con esto les doy la oportunidad de encontrarse con esa parte que creen perdida para siempre. Quizá con lo que pueda escribir tenga oportunidad de devolverles la ilusión de lo que es recordar o encontrar momentos que intentaron enterrar y no pudieron. O quizá no. Quizá sólo me limite a contarles todo aquello que siento o quisiera sentir. Les dejo el pase libre para odiarme o quererme. Les daré a conocer mis miedos, mis sueños y todo eso que guardo para entregarle a alguien que realmente valga la pena. Hablando de eso, no creo que la encuentre, pero quiero pensar que todos los ojos que se fijan en mí, ahora, al leerme, valen más que ese alguien que no llega y que sigo esperando a pesar de que nunca prometió venir. Aquí, sin ir más lejos, estoy dejando mi vida. Y espero que sepan valorarlo, como si se tratara de su vida misma, porque después de todo lo único especial que tengo es esto. Bienvenidos. Ojalá que algún día podamos leernos de frente.