Marte brillaba mucho esa noche. Y Júpiter hacía demasiado tiempo que no estaba tan cerca, las estrellas llevaban un año avisándole de algo horrible, pero la adivinación no era un arte completamente cierta y las constelaciones hablaban en susurros. De entre todos los centauros que convivían en la Colonia del Bosque Prohibido, Bane era de los que mejor sabían predecir el futuro, y aún así, ese brillo en Marte lo confundía, o ¿quizás era que no quería creerlo? Fuera por lo que fuese las dudas inundaban su mente.