La dama del tiempo, adelanto del capítulo: IX Nuevo encuentro
—Adiós, señorita— Dijo antes de ascender y desaparecer sobre el tejado.
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Como pude me separé de ella y desolado, me dirigí hasta la puerta. No llegue ni a dar tres pasos cuando los oí. Gritos y exclamaciones peligrosamente cerca de nuestra casa. Miré a mi madre y le sonreí.
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La mujer se dio vuelta, dio unos pasos hacia mi y sonrió divertida.
—Finalmente nos conocemos, Tempora.