'Y cayó, aquella lágrima, aquella tan deseada y que no se atrevía a salir de su escondite, fue cayendo lentamente, pero de forma voraz, cual grito en la niñez, cual soplo de viento en un oído, él lo vio, vio caer mi orgullo y mi esperanza, con esa lágrima perdí toda mi seriedad, comencé a dejar de ser adulta hasta convertirme en el más puro veneno de la adolescencia, rebelde, exhausta, ansiada por sentir la vida que se escapaba de mis manos, ansiada por alimentarme del dolor y el sufrimiento ajeno, efímero.'
