Sans_C_mamo
Parte 2/2
Eulo, que hasta entonces permanecía con la cabeza gacha, sentado y enmudecido por el peso de la situación, se obligó a incorporarse. El aire escapó de sus pulmones en un suspiro largo, como si hubiera contenido la respiración desde el momento en que ella apareció.
—Fue... mi culpa, Sera-sama —confesó con voz firme, aunque sus ojos reflejaban la vergüenza—. Por un descuido mío, por mi falta de control... terminé poniendo en riesgo al escuadrón. Eso los obligó a traer a estas... "personas" a nuestra base a través del umbral en la pared. —Desvió la mirada hacia el elenco, incapaz de sostenerla en la de la mujer, aunque quienes lo observaron con atención notaron un leve temblor en su rostro cuando sus ojos se encontraron fugazmente con los de ellos.— Heinkel envió a Venti a informar de la situación a la central... y, bueno, Pride no pudo contenerse. Termino haciéndoles su "prueba" dejándolos en este estado…además de decirles un par de cosas que casi generan otra pelea
El silencio duró apenas un latido antes de romperse por un bufido proveniente del mencionado Pride
—Cosas que todavía sostengo y no pienso renegar —espetó Pride, que abandonó la formación con paso firme para colocarse al lado de Eulo, su figura erguida bajo las miradas de todos, desafiando incluso a la mujer del cabello rosado.
—Señorita Sera, lamento mi falta de respeto, pero usted sabe bien lo que pienso de... ellos —con desdén, Pride hizo un movimiento con la mano como si apartara basura de su vista—. Más aún sobre el.......peli morado presente y el campamento de la semielfa. ¿O me he equivocado en algo de lo que dije sobre su incompetencia?
Sans_C_mamo
La molestia se reflejó de inmediato en algunos de los presentes. Un crujido de dientes, un puño temblando de rabia contenida. Y fue Garfiel quien no soportó más.
—¡Cállate de una vez, maldito bastardo engreído! —gruñó el chico bestia, su voz rasgada por la furia, los colmillos al descubierto como los de una fiera acorralada—. ¡No tienes idea de lo que hablás! puede que tengas la cara del capitán, pero no eres el, No eres nadie para burlarte de lo que hemos pasado, ¡ni para manchar el esfuerzo del Mi capitán ni de la princesa!
La tensión se partió como un vidrio astillado. Los músculos de Garfiel se tensaron, listo para lanzarse, pero Pride no retrocedió ni un paso. Al contrario, inclinó apenas el rostro sonriendo con irritación y molestia ante la interrupción de Garfiel y en la curva torcida de su sonrisa había veneno.
—Impulsivo... —dijo con calma, casi como quien constata un hecho inevitable—. Ahí está la prueba de lo que digo, señora: ninguno de ellos piensa antes de actuar. Dependen de la sombra de su Subaru, son como niños asustados que no saben caminar solos. Y si él no está para salvarles, ¿qué son? Nada.
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