Escribo fantasía porque la realidad, sinceramente, me resulta poco atractiva. Me apasiona construir mundos con sus propias reglas, donde la historia, la cultura y la magia se entrelazan como si llevaran siglos existiendo: lugares que hablen por sí mismos, como protagonistas silenciosos.

No busco héroes inmaculados ni villanos caricaturescos. Prefiero personajes rotos, contradictorios, que toman malas decisiones por buenas razones... o viceversa. Pero lo que más disfruto es ver cómo los personajes intentan entender el mundo que habitan, metiendose en problemas que, con suerte, logran resolver sin destruir nada demasiado importante.

Escribo porque hay cosas que solo pueden decirse desde la ficción. Y porque, aunque no lo admito tan seguido, me gusta que otros se pierdan en mis mundos tanto como yo. ¿Te animás a explorarlos conmigo?