—¿Recién te das cuenta, dam? Me sorprende lo inocente que eres. La verdad, pensé que te darías cuenta más temprano que tarde, pero ya que estamos aquí y tal parece, el efecto de la droga se esta pasando… ¿Por qué no jugamos un juego?
—¡No jugare una mierda contigo! ¡En cuento me saque estas malditas cuerdas de encima me encargare de acabar contigo! ¡¡Por tu culpa todos mis amigos están muertos!!
Ulala... ¿Mari, qué sucede?