Días como ayer, me hacen desear el descanso eterno, es difícil lidiar con uno mismo en soledad, no creo que está sea mala, simplemente creo que nos hemos enemistado una con la otra, siempre que nos sentamos de frente nos despreciamos mutuamente, las discusiones son acaloradas y siempre nos maldecimos, ambas sabemos que nos necesitamos, pero nunca sabemos convivir y siempre terminamos por decirnos que ojalá pronto se acabe esa situación, pues siempre es difícil vernos la cara.
No creo que la ley de hielo sea algo que me cosquillee la duda, propiamente puedo ser yo ls verdugo de mi misma y ese es mi propio castigo. Nada puede herirme más de lo que ya me he dicho a mi misma y es difícil ver cómo la batalla más dura de librar, la haces tú frente a frente, gritando que se detenga, porque el cuerpo pesa y la cabeza explota.
¿Muerte simbólica? Muchas. ¿Suicidio emocional? A diario. ¿Intelectual? Quizás un par, a complacencias.
¿Complacencias? Perdí la cuenta.
Quizá he ahí la razón de la infelicidad. Pesa, pero ahoga decir que ya te has cansado y rendido, sabiendo que ya no hay razones que puedan detenerte cómo antes, perdí los últimos hilos que me sostenían del abismo, quedó uno, y aunque es fuerte, ¿va a resistir tanto peso?
Quizás esto ya allanó su final y es tiempo de despedida. "Ya estoy cansada".