Shallot (ladeando la cabeza):
—Solo digo lo que es lógico. Si se desmaya en medio del trabajo, ¿quién va a cortarme las piezas que me gustan?
Gine soltó una pequeña risa, mientras lo invitaba a entrar con un gesto amable.
Gine:
—Pasa, tonto. Hoy tengo carne fresca de dragontigre, justo como te gusta.
Shallot:
—Heh... No esperaba menos.
Y con eso, Shallot entró a la casa, como si fuera parte de la familia.