Carolina, oh-na-na.
Conocida en los bajos mundos como «Lola».

Biológicamente dieciocho :(((((
Físicamente trece.
Mentalmente cinco.

Me describiría como una persona interesante, pero tendría que recurrir a la inexistencia de mis logros académicos y personales para hacerlo. Así que me dedicaré a presumir únicamente mis gustos particulares, en cierta escogencia de palabras, en conjunto con aquellas historias, consideradas profonas para una persona que goce de la naturalidad cliché de su vida, pero que para mí lo significan todo.

Me obsesionan los detalles más insignificantes de las personas, pero también de las cuestiones tangibles e intangibles; es por ésto que todavía guardo un trozo de madera, que me recuerda a un chico, a quien nunca le hablé por pura y llamativa cobardía. 

Gabriel, eres hermoso, y no te olvido todavía. :(

Entre mis más grandes pasiones, se encuentra pisar hojas secas, patear rocas en parqueaderos, fantasear con que un asteroide choque contra la tierra y la destruya, dibujar cosas causalmente extrañas, temerle a la vida, escribir a las tres de la mañana, tomar apuntes en clase, las arepas y la Coca-Cola.

Vivo bajo normas y excusas que yo misma me impongo, como usar medias de diferente color para sentirme extravagante. 
 
Propósito en la vida: hacer reír a mi papá, hacer sonreír a mi mamá, y darle los paseos más largos a la mascota -que me odia, y detesta que le toque la cama-.

Estado civil: en una relación relativamente paradójica con Spiderman, Rocket the Racoon, Tadashi, Patch Cipriano, Nick Wilde y más personajes tan hermosos, como ficticios.

Ley de vida: Shawn es un niño bonito. Y no lo digo solamente yo; lo dicen las leyes, la biblia, la ciencia y mi mamá. 

Mis canciones son mis secretos, y no quiero que nadie las conozca. Ni por el más mínimo asomo.

Atentamente, 
la perdedora más perdedora, tan promedio como bailar canciones en inglés, como si fueran salsa.