A la mierda la delicadeza.
Sí, es un aviso.
Señoras y señores, ayer tuve el mejor día de toda mi jodida vida.
¡Fui a ver a Green Day en Argentina!
Me grité todo, canté, me asfixié, salté y bailé como desquiciada. Los amo; lloré recién al final, porque no terminaba de creerlo. Still breathing es mi punto débil, chicos.
Mientras veo qué hago con mi vida y agendo las fechas para la novela (porque los detalles me los guardo para facebook, así lloro más tranquila) mañana salen tres capítulos nuevos, y si hay buenas lecturas probablemente sume otro en la semana.
¡LOS AMO, GREEN DAY! gracias por salvar mi vida ❤❤ gracias por darme alegría, pasión, rabia y amor (y locurra, para los que fueron así, con doble rr, papá). Se notaba que la banda estaba emocionada, porque pararon varias veces para escucharnos cantarles; hubo dos temas completos que los hicimos nosotros, 21 guns y Boulevard of broken dreams, más al principio. Más de uno dijo que Mike parecía al borde de las lágrimas, no paraba de hacer reverencias y Tré saludaba y hacía gestos, pero también se le veía emocionado y Billie esperaba con la guitarra en alto, sonriendo con todos los dientes y después aguantándose la sonrisa.
Miles de veces dijeron gracias: nuestra forma de agradecer fue cantar.
Gracias, Green day, miles de gracias.
Ahora, a esperar la vuelta.
Porque van a volver, lo sé.
Y... me estoy desviando de vuelta: tal vez publique hoy.
Mantengan el suspenso...