En el umbral del deber, mi alma se desgarra,
retomo mi lugar en un mundo que no perdona.
Las historias en mi mente, cual tormenta se declaran,
cada idea, un grito que resonará en la zona.
Vuelvo al trabajo, al ruido que devora,
donde las tareas son cadenas que atan.
Pero en mi cabeza, un relato que implora,
pide ser escrito, su destino no será olvidado.
Tengo todo en la punta de la lengua,
un universo que clama por libertad.
Cada palabra, una lágrima que se derrama,
cada frase, un suspiro en la inmensidad.
El teclado, testigo de mi batalla,
mis dedos, guerreros en la oscuridad.
La historia en mi mente, como una llama,
pronto tomará forma, en la pantalla brillará con intensidad.
Así que con un corazón quebrado, me siento a escribir,
entre informes y proyectos, mi espíritu no cede.
Porque aunque el trabajo me reclame aquí,
es la historia en mi mente la que en verdad se enciende.