"Los ojos son el reflejo del alma." No recuerdo en qué libro o a quien se lo escuché decir, sólo sé que desde ese entonces aquella frase se viene a mi mente cada vez que los recuerdos de ese verano me atormentan.
Recuerdo ese veintidós de ese mes, lo recuerdo como si hubiera sido tan solo unos minutos atrás, sus ojos marrones, un marrón que te recuerda a una tableta de chocolate amargo, esos ojos que tenían un brillo en particular. No recuerdo el porqué pero me quedé hipnotizada como una idiota al verlos.
Y ahí, justo en ese lugar, encontré a ese amor que tanto soñaba, que se volvió dueña de cada una de mis acciones. Se apropió de cada cosa sin avisar, sin pedir permiso; simplemente pasó como una estrella fugaz y quedó impregnada en mí vida.
Un verano que no podré borrar jamás de mi vida, uno en el que no podré borrarla a ella, a ti lector que estas leyendo esto y a estas páginas en las que escribo, les confío mis sentimientos y recuerdos antes de olvidarlos.
- Memorias de un amor.
