SoyEiraBlackwood

Se detuvo a una distancia respetuosa, y allí inclinó la cabeza, no como una súbdita temerosa, sino como una dama que sabe reconocer la grandeza sin perder la propia dignidad—. Vuestra Gracia. —saludó, su voz suave, cálida, pero firme como las raíces de los árboles de su tierra—. Dorne se viste hoy de luto, pero vuestra presencia trae, incluso en el pesar, un aire de propósito. —alzó la mirada muy lentamente, lo justo para que los ojos de ambas se encontraran. Eira no se apresuró; jamás se apresuraba ante el poder. Lo enfrentaba con serenidad—. En nombre de mi Casa y en el mío, os doy la bienvenida. Lamento profundamente que este camino os traiga bajo la sombra de la pérdida… pero sé que, incluso en duelo, sois la imagen viva de la determinación que mantiene en pie al reino. —su tono bajó un matiz, volviéndose más íntimo sin dejar de ser respetuoso—. Si hay algo que mi presencia pueda ofrecer para aligerar vuestras cargas en estos días, consideradlo ya concedido. No por deber… sino por honra.