"—Mi cuñada es hermosa—murmuró Aarón cuando vio a Galicia pasar frente a nosotros. Sus ojos brillaron.
Mis hermanos y yo compartimos una mirada.
— Es una víbora—comenté en italiano para que solo ellos entendieran. Víctor y Lindsay rieron.
— Mi hermano Diego estaría enamorado si la viera—aseguró siguiendo los movimientos apurados de la rubia—. Se lo tendrías que presentar.
No si quiero conservar los testículos.
— Con un Silveira en la familia es más que suficiente—respondí tomando su cintura.
Me dió una mirada asesina.
— ¿Me estás diciendo insoportable?—levantó una ceja.
— Sí—dijo Víctor.
— Aja—secundó Lindsay.
— Hasta ellos lo creen—le hice notar en broma.
Mi novio se cruzó de brazos, levantó la mirada y habló de forma desactiva:
— Es criterio de rubios: no cuenta.
Y con eso estalle en una carcajada. Estos días fueron maravillosos, y eso me hace pensar que quizás él es ese ingrediente faltante de esta casa para hacerme sentir cómodo, como si trajera mi hogar consigo cuando me acompaña. Él es y será mi hogar, si es que esta maldita situación no manda todo al caño.
Con ese pensamiento vuelvo a la realidad. La mansión Torres, casa de monstruos, mi casa. Esta es una historia sin héroes, una travesía realizada solo por antagonistas, y los villanos no tienen un final feliz."