Hay cosas que jamás entenderé.
Por ejemplo, pagar miles y miles de dólares por un reloj inútil con el que puedes ver el tiempo, ese tiempo tan valioso, que tanto te preocupa y que desperdiciaste para conseguir el dinero con el que compraste ese reloj. Lo peor de todo, es que el tiempo vale millones de veces más que ese ridículo reloj, y lo malgastaste completamente en ese pedazo de metal y engranajes solo para saber la hora cuando el cielo ya te lo puede informar. Ridículo, sin duda, ridículo, pero sin duda una gran estafa, que nadie parece notar.
Estúpida sociedad.