Chic@s
Me siento con sentimientos encontrados. Tan bello fue el proceso de escribir El Niño de la Máscara de Catrín que ahora que ha terminado siento un remolino de emociones.
Estoy orgullosa de mí. Y es que mi vida está llena de comienzos sin conclusiones. Haber terminado esta obra se había vuelto algo personal. Tardé, sobre todo con este último capítulo, pero les aseguro que no fue por falta de interés. Cada día que pasaba me negaba a leer otras historias porque la mía seguía inconclusa y eso me llenaba de remordimiento.
Le contaba a una de mis lectoras, que creí que cuando lo terminara me sentiría libre. Pero es tanto el amor que le tengo a esta obra que cuando le di el final definitivo y lo publiqué, sin más vuelta atrás, sufrí un extraño sentimiento, como un nudo en la boca del estómago.
Tanto amé esta obra desde su nacimiento, que leer los comentarios de mis lectores, todos comentarios bellos, me alegraba enormemente. Pensaba "Le están dando cariño a algo que yo amo y pongo delante de ellos". Imagino que es como cuando presentas a tu hijo frente a los demás y agradeces que las personas lo reciban con el mismo amor que tú le tienes.
Muchas gracias a todos los lectores que se tomaban un tiempo para comentar. Eran estos comentarios como la fuente de poder que me animaba a seguir y seguir.
No bromeamos los autores cuando les decimos que sus comentarios son importantes. Por eso, siempre que lean una historia, escriban algo amable. Las palabras tienen mucho poder. A veces es la fuerza que necesitamos para lograr nuestro objetivo.
Los amo mucho y fue un placer recorrer este proceso con ustedes.
Hasta pronto ✨