/ Mantenía los ojos descubiertos, formó un puchero ya que su curiosidad creció. Llevó ambas manos para cubrir la visión, mostrando una sonrisa juguetona.
Totalmente cierto. Eres el único que me logra alborotar de sobremanera, llega un punto donde no soy capaz de sostener nada, ni siquiera mirarte. ¡Qué vergüenza! ¿Mh, sí? No puedo imaginarlo, la piedad no entraría después. Dilo otra vez, repite que eres solamente mío. ¡Nadie más puede tenerte! Solamente yo, así serán en nuestras próximas vidas, te buscaré.
/ Estaba tan contento por tenerlo en sus brazos nuevamente, las caricias no se detuvieron y la cercanía era algo que le fascinaba. Mantuvo el contacto, admirando el precioso rostro de su chico. ¡No puedo estar sin ti! Requiero de tu atención, de ti. Ya no te dejaré ir. / Susurra lo último contra su audición, empezando a dejar un caminito de besos hasta llegar al cuello; clavando sin piedad su dentadura.
/ Tomó posesión del hombre, bajando con lentitud y rodeando su cadera con ambas manos, brindando apretones que demostraban cuanto lo había extrañado. Sonrió, encantado al recibir los dulces besos. Me hacías tanta falta. ¿Dónde estabas? / Cuestionó, acercándose y plantando pequeños besos por su mejilla, bajando hasta sus labios. Plantó uno ahí, tirando del inferior.