Desde que era niña me había gustado mucho la lectura, prefería quedarme leyendo en mi casa que salir a jugar con mis amigos y mis hermanos. Cuando ya era un poquito más grande, tenía tantas historias en mi cabeza que me pedían salir, darse a conocer, que me pasaba soñando con ellas, siendo parte de ellas. Pero el reto era saber cómo transmitir una idea, porque podría ser la historia más hermosa del mundo, pero si no sabías contarla podría acabar peor que una tragedia del maestro Shakespeare. No me atreví a hacerlo hasta que, en una cafetería en mi hermosa ciudad natal, Puebla, leí la frase que sunshine también leyó "Leer da sueños".

Yo leía, tenía muchos sueños en mi cabeza. Pero, ¿Y si me unía a esas impresionantes personas que ayudaban a forjar los sueños del mundo? Era un propósito casi imposible, pero de alguna forma se empieza. Sigo siendo -o algunos me lo dicen- muy ilusa, ya que quiero un mundo lleno de sueños, de gente que se atreva a romper las barreras del miedo y la incertidumbre, que se atrevan a abrir sus alas y llegar muy lejos. Y una forma de cumplir ese sueño es divulgando, por medio de la escritura, mis esperanzas e ideales.