¿Cuáles ojitos, Al? Yo no hice nada, no sé de qué me hablas. Nop. ¡Así está mejor! Me gusta como suena cuando lo dices tú. Bueno, pero, ¿qué tal si un día hago algo súper horrible? Que en realidad nunca haría, pero suponiendo que me vuelvo loco y empiezo a hacer cosas horribles, lo peor que te puedas imaginar, ¿me perdonarías igual? Sí, creo que tu mamá sí sería capaz de aparecerse aquí solo para asegurarse que estés bien. Supongo que esa es su manera de demostrar que se preocupan por nosotros, ¿no? ¡Se encuentran bien! Mamá dijo que por fin logró convencer al gruñón de mi papá de adoptar ese conejo que tanto estuve pidiendo. Aún no sé qué nombre tendrá. ¿Eh? ¿Yo? ¿Ocultándote algo? ¡No, no! Para nada. ¡Está bien! Sí, me descubriste. Lo que pasa es que, bueno, en la última carta dijeron que puedo invitarte a pasar las vacaciones de verano con nosotros. Nos quedaremos en la casa que tenemos en Francia, o tal vez este año viajemos a otra parte del mundo. ¿Qué dices, Al? ¿Te gusta la idea? ¡Y hay otra cosa! ¿Sorpresa doble, supongo? Ayer caminaba por el séptimo piso y no adivinarás lo que encontré, ¡redoble de tambores, por favor! ¡La Sala de Menesteres! Sí, la mismísima, se abrió una puerta secreta en la pared y dentro había una habitación enorme y preciosa. Admito que me quedé un buen rato, estaba muy cómodo. Ya confesé, pero sin duda quiero me dediques la misma devoción que a esos acertijos. Prometo llevarte pronto, ¿está bien? O cuando tú quieras. Ese podría ser nuestro lugar, ¿no te parece? Con eso de que llevamos tiempo buscando uno. ¿Cuántas veces debo decirte que haría cualquier cosa por ti? Todo lo que me pidas, Albus Potter. Tendrás todo el tiempo, atención y cariño del mundo, bonito.