Frank.

¡Alice! Digo lo mismo, es bueno verte, te agradezco la bienvenida. 

¡Alice! Es bueno verte, siempre que mi padre podía hablaba maravillas de usted. ¿Es verdad que sus galletas son las mejores del mundo mágico? Desearía comprobarlo. 

¿Me estás apartando porque llegó Frank? ¡Alice! Oh... Hablas de mí. Ya iba a enfadarme. Lamento tardar, hermanita, en serio. Pero los dragones no se cuidan solos, Charlie me ha pedido una mano con ellos y no pude negarme. Sabes que soy un fanático. ¡No te molestes conmigo! De todas formas, Frank siempre nos gana, ¿verdad? Tu marido tiene un don para ese juego. Pero dime, ¿cómo te ha ido? ¿Pudiste vencerlo esta vez? Si es así, espero que lo hayas festejado en su cara de constante vencedor. También me alivia saber que ambos se encuentran de maravilla, les he extrañado, sobre todo a ti, enojona. 

Buenas noches. ¿Alguien quiere galletas? Pregunto antes de que Silena se las coma todas.

Finalmente alguien con cerebro por aquí. Alice Fortescue —me niego a llamarte Longbottom porque aún no apruebo tu matrimonio con el chico de las plantas—, solo porque te extrañé muchísimo y tengo una cierta cantidad de alcohol en mi sistema no voy a armarte una escena por tu abandono tan repentino. Pero será mejor que traigas contigo esas galletas que tanto me gustan y que solo tú puedes hacer.

De las mujeres más dulces que ha tenido Hogwarts. Decir que hiciste falta es poco, Alice. Bienvenida seas, querida. 

Señora Longbottom, sea más que bienvenida. Espero que tanto su esposo como el resto de su familia no tarde en llegar.