Hey, pequeña perra. ¿Tomé tu libro? Debes estar... ¡Oh! Mierda, tienes razón. Lo siento, Crux, estaba demasiado borracho como para siquiera pensar en lo que acordamos cuando teníamos doce años. ¡Tienes que relajarte, hombre! Tus libros no morirán por unas pocas huellas, promesa de scout. ¿Te debo, dices? Sabes, Acrux, me siento un poco golpeado acá atrás. Esperaba un abrazo de tu parte. ¡Ah! Nunca se hace viejo; eres todavía un niño de siete años para mí, hermanito. No luches batallas que no ganarás.